19 de julio de 2010

Agroecología, Soberanía Alimentaria y Territorial (ll)

La imperiosa necesidad de un nuevo paradigma 
(1º parte) 

Ing. Agr Fernando Queirós Armand Ugón

Es necesario arrancar el velo de la mentira: lejos estamos del Uruguay natural. El país se encuentra a esta altura en un proceso de extranjerización y de degradación socio-ambiental progresivo, fruto, esencialmente, de la falta de voluntad política para implementar un modelo agroeocológico incluyente y participativo, con bases en una visión diferente del uso y conservación sostenible de los distintos bienes y servicios de nuestro ambiente.

Entre 2000 y 2008 se vendieron 5,4 millones de hectáreas de suelo uruguayo a extranjeros, en su inmensa mayoría no residentes. Esto es el equivalente a la superficie agropecuaria de los departamentos de Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano y Colonia juntos.

Gran parte de estas transacciones se realizaron en 2007 y fueron adquisiciones realizadas por empresas extranjeras: grupos sojeros de Argentina, ganaderos de Brasil, fondos de inversión de Nueva Zelanda y Estados Unidos y compañías forestales de Europa.

A fines de 2008 se calculaba que los extranjeros detentaban la cuarta parte del suelo productivo del país.

De acuerdo con las cifras que maneja el Grupo Guayubira, al día de hoy habría al menos 680.000 hectáreas en manos de empresas forestales extranjeras.

Con respecto a la forestación, la concentración de tierras en pocas manos es un ejemplo: 250.000 hectáreas en manos de un solo consorcio integrado por Stora Enso y Arauco. Para tener una idea acerca del tamaño de este latifundio, basta decir que equivale a cinco departamentos del tamaño de Montevideo.