19 de julio de 2010

Agroecología, Soberanía Alimentaria y Territorial (ll)

La imperiosa necesidad de un nuevo paradigma 
(3º parte)

Ing. Agr Fernando Queirós Armand Ugón

Soberanía alimentaria


Como resultado de la aplicación de los principios agroecológicos se logra transitar hacia la soberanía alimentaria de un país.

Antes de la colonización todas las culturas del mundo eran alimentariamente soberanas, o sea, producían lo que consumían.

Con la colonización las mejores tierras de los países del Sur, las que antes producían alimentos para las poblaciones locales, se convirtieron en plataformas de exportación; se destinaron a producir alimentos para mercados lejanos.

La soberanía alimentaria es el derecho de todos los pueblos a poder definir su propio sistema de producción, distribución y consumo de alimentos. Es el derecho de los pueblos rurales a tener acceso a la tierra, a poder producir para sus propios mercados locales y nacionales, a no ser excluidos de esos mercados por la importación de mercaderías provenientes de las empresas transnacionales. Y también es el derecho de los consumidores a tener acceso a alimentos sanos, accesibles, culturalmente apropiados con la gastronomía, la historia culinaria de su país y producidos localmente.
Como resultado de la aplicación de los principios agroecológicos se logra transitar hacia la soberanía alimentaria de un país

Si un país no es capaz de alimentar a su propia gente, si depende del mercado mundial para la próxima comida, se coloca en una situación profundamente vulnerable frente a la buena voluntad de las superpotencias o las fluctuaciones del mercado. Por eso se utiliza el concepto de “soberanía”.

La soberanía alimentaria y la sustentabilidad están entre las más importantes prioridades, antes que las políticas de comercio.

En este contexto, ¿quién decide lo que comemos? La respuesta es clara: un puñado de transnacionales de la industria agroalimentaria que, con el beneplácito de gobiernos e instituciones internacionales, acaban imponiendo sus intereses privados por encima de las necesidades colectivas. Ante esta situación, nuestra seguridad alimentaria está gravemente amenazada.


“Un pueblo que no logra producir sus propios alimentos es un pueblo esclavo, dependiente… política, económica e ideológicamente".