13 de diciembre de 2009

Historia de la comida viva

Esta es una continuación del material que Yllen me brindó que seguiré ingresando en el correr de los días.

Historia de la comida viva

La historia de la comida viva se remonta a mucho tiempo antes de lo que la mayoría imagina. Hay relatos de Herodotus, el padre de la historia, que los antiguos griegos han vivido un promedio de 200 años; se alimentaban principalmente de frutas secas y semillas. Otro grupo de longevos conocidos, también por el uso de alimentos vivos, fueron los esenios; de acuerdo con su biografía Pitágoras estudió sobre los alimentos vivos y luego llevó sus conocimientos de vuelta a Grecia, más tarde éstos fueron pasados a Platón y a Socrates.
En América hay datos sobre el conocimiento de la alimentación viva desde 1820 con los Mormones que consideraban que ayudaba a la sensibilidad y crecimiento espiritual. Ya en 1897, el Dr. Max Bircher-Benner descubrió los escritos de Pitágoras sobre las virtudes de la comida viva y comenzó a utilizar esta información en su clínica. Él decía "(...) estamos presionados por un sobrepeso de enfermedades incurables que cargamos a nuestras vidas como una nube oscura. Es un peso que no va a desaparecer hasta que el hombre sea consiente de las leyes naturales de la vida."
A comienzos del siglo veinte, otro gran físico, Max Gerson, conoció el poder de curación de la comida viva, primero curando su propia migraña y luego curando el lupus, considerado incurable hasta ese momento. A partir de aquí lo aplicó a todo tipo de enfermedades y desórdenes mentales. Así pudo comprobar que este tipo de alimentación es más que la específica cura de ciertas enfermedades ya que reconstruye la capacidad del organismo de regenerarse a sí mismo.
El Dr. Szekely, en México entre los años 1937 y 1970 trataba a pacientes con diagnósticos de "incurables" con un 90% de éxito usando alimentos crudos. Szekely categorizaba los alimentos según el efecto energético: primero los alimentos biogénicos, que son los que más vitalidad pueden dar al organismo y son aquellos que engendran vida en germinación. Los alimentos biogénicos están recién cosechados, ricos en enzimas y tiene la capacidad de revitalizar y regenerar el organismo humano. A la segunda categoría de alimentos los llamó bioactivos, que son llenos de vida, pero esta vida no está en crecimiento, sino en un proceso gradual de decaimiento; estos tienen algo menos de enzimas que los alimentos del grupo anterior y menos vitalidad pero siguen siendo sumamente benéficos. El tercer grupo es el de los llamados alimentos biostáticos, que incluye alimentos frescos y naturales que han sido cocinados; estos tienen la capacidad para sostener la vida a corto plazo pero a la larga desgastan al organismo y requieren que la persona invierta más energía. La cuarta categoría es la de los alimentos biocídicos, integrado por alimentos que van degenerando la vida del organismo por estar cocinados y procesados y contener sustancias químicas como aditivos, colorantes y preservativos que atentan contra la vida de cada una de nuestras células.
El profesor Hans Eppinger, en Viena notó que una alimentación cruda eleva el potencial microeléctrico en todo el cuerpo; incrementa la capacidad selectiva de las células, promoviendo el potencial eléctrico entre los tejidos y los capilares celulares. Notó que el consumo de alimentos crudos mejora la excreción de toxinas intra-celular y extra-celular, así como la absorción de nutrientes. La fotografía Kirlian validó nuestro entendimiento de los efectos bioeléctricos de los alimentos.

La gente ha estado comiendo alimentos vivos por cientos de años: quienes continúan con esta tradición parecen haber extendido sus lapsos de vida, mejor calidad de salud, abundante vitalidad y significativamente menos enfermedades crónicas. Al ir más profundo en la física, entendemos que la comida viva tiene el grado más alto de nutrientes, vitaminas, minerales, energía bioeléctrica, mayor cantidad de agua biológicamente activa, electrones (pi) y la más alta cantidad de sutiles campos energéticos.

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